sábado, 31 de marzo de 2012

De lo genial y de lo irracional en el Renacimiento (II): lo irracional

Uno de los cimientos sobre imaginario renacentista es la idea de que el Renacimiento trajo el "nacimiento de la racionalidad, que nos llevaría en una línea de progreso ascendente hasta nuestro mundo racional desde la oscuridad medieval.

Cuando apareció la Peste Negra, la primera reacción de la gente para luchar contra ella fue la tradicional: un aumento de la fe. Si la epidemia era castigo de Dios, había que implorar su perdón y se multiplicaron los actos colectivos religiosos, como las procesiones y la proliferación del movimiento de los Flagelantes.

Pero ante la inutilidad de las medidas tradicionales, aparecieron las nuevas. Por un lado, se tomaron medidas de aislamiento, de cuarentena y de observación sistemática que facilitaron la aparición de un pensamiento racional y empírico.

Pero por otro lado, y esto es algo que no suele asociarse al nacimiento del mundo moderno y mucho menos al Renacimiento, hubo un auge impresionante de prácticas como la magia, la alquimia, o la astrología.

Extraída de la tradición judía, la cábala conocerá, durante los siglos XV y XVI, un auge importante. Basada sobre todo en la simbología numérica, y en su correspondencia con las letras del alfabeto hebreo, la cábala va a constituir el fundamento de toda la Magia contemporánea. Y tendrá, durante el Renacimiento, sus brillantes partidarios y defensores como:

Dante, que la usará en su "Divina Comedia",donde los números cabalísticos 3, 6, 9 y 10 son frecuentemente usados, Raimundo Lulio, que basará en ella toda su filosofía,o Pico de la Mirándola que se convertirá en uno de sus principales defensores.

Pero la principal figura de este tiempo va a ser Paracelso (cuyo verdadero nombre es Teofrasto Bompast von Hohenheim), el cual, además de ser precursor de la medicina racional, fue también uno de los mayores y más célebres practicantes de la alquimia de su tiempo.
También cobra una importancia espectacular la astrología. Los astrólogos son considerados como profesionales, gozarán del favor de los reyes, y discutirán sus teorías, consideradas como científicas, ya que la astrología durante el Renacimiento, es una ciencia paralela a la astronomía y a un nivel semejante que la medicina o la física. Pronto pensamos en Nostradamus, el cual gozaba de una espectacular reputación en su época.

Nombrar como practicante de un saber irracional a Nostradamus no sorprende, pero un escritor como Dante o un pensador como Pico de la Mirandola van asociados siempre al nacimiento del pensamiento racional, y que decir de Giordano Bruno, considerado un mártir del libre pensamiento y un apóstol de la ciencia frente al oscurantismo de la Iglesia, pero en sus escritos defendía un panteísmo con un grado de misticismo tal que nadie actualmente los consideraría científicos ni de lejos.

Para terminar de exponer la idea de que el Renacimiento tuvo mucho más de irracional de lo que es admitido, acabamos con una reflexión: nuestra época tiene unos prejuicios altísimos sobre la oscura Edad Media y si preguntamos a cualquier persona, asociará al Medievo con fenómenos como la caza de brujas, la Inquisición o el fanatismo religioso.

Pero la realidad es que la fiebre de la caza de brujas, típica de la Europa protestante nació en el siglo XVI, la Inquisición medieval estaba prácticamente muerta cuando fue resucitada por los Reyes Católicos en el Renacimiento, y fue mucho más eficaz y cruel, y en cuanto al fanatismo religioso…la gran mayoría de las guerras de religión que se hicieron en Europa y con unas matanzas increíbles por cierto, aparecen en el siglo XVI.

Aquí tenemos un fragmento de la matanza de la noche de San Bartolomé, donde miles de calvinistas franceses fueron masacrados el 24 de agosto de 1572:


En el artículo anterior dimos una fecha inicial simbólica para el inicio del Renacimiento: la aparición de Petrarca; para dar un final al Renacimiento, o por lo menos a la concepción humanista que confía en la racionalidad del ser humano, damos otra: el Sacco di Roma por los soldados imperiales en 1527, convencidos muchos de ellos por su protestantismo, de estar destruyendo la Babilonia bíblica, la sede del Anticristo.

Viajar a Italia y conocer el Renacimiento
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miércoles, 28 de marzo de 2012

De lo genial y de lo irracional en el Renacimiento (I): lo genial

Lo primero que tenemos que abordar es: ¿qué es el Renacimiento? Podríamos decir que es un movimiento cultural en el sentido amplio de la palabra (abarcaría la literatura, las artes, el pensamiento, concepción del mundo...) que se empezaría a desarrollar en Italia a finales de la Edad Media -por poner una fecha, podríamos decir que con Petrarca, mediados del siglo XIV- y que progresivamente se extendería por Europa hasta el siglo XVI.

Existe una visión que es completamente tópica en cuanto al Renacimiento y que es la que se suele explicar en los libros de texto. Esta visión, como tantas otras, nos viene del siglo XIX, concretamente de un suizo llamado Bukchardt, que instauró la visión del Renacimiento podríamos llamar canónica:

El Renacimiento como restauración de la Antigüedad clásica, como descubrimiento de la importancia del ser humano como centro del Universo (lo que conocemos como Humanismo), el nacimiento del individuo (lo que llamamos individualismo) y el nacimiento de lo que podemos llamar racionalidad, el abandono progresivo de la irracionalidad y el oscurantismo característicos de la Edad Media.

Centrémonos en el “nacimiento del individuo”, y enfocarlo en un aspecto concreto: la aparición de lo que podríamos llamar genio, concretamente en el campo artístico.

Frente al copista y al artesano gremial, aparece el artista. De hecho, antes no existía una palabra diferente para arte y otra para artesanía, era la misma: ars.

La diferencia fundamental entre el ejecutor medieval y el artista que nace en el Renacimiento,es que el artista, crea: un autor del siglo XX dijo una frase fantástica referida a la aparición de los movimientos de vanguardia, “tras la conquista de la tercera dimensión, la profundidad; el pintor tiene que representar la cuarta dimensión, la verdad interior”.


El artista por antonomasia, el genio, sería, como le llamaban sus contemporáneos, el divino Miguel Angel, un hombre que va mucho más allá del común de los mortales y que atrapado en un alma atormentada, sublima esa tortura interior en una creación artística genial, contra viento y marea y frente a quien haga falta y mal a quien le pese. Él debe crear, y ojo, que no ejecutar una obra. Y este, es un impulso irrefrenable.

La aparición de este nuevo tipo humano, el artista, tiene múltiples causas, pero nos referiremos a dos de ellas:

La primera, la aparición en la Italia de la época de numerosos principes, -en términos actuales quizá diríamos dictadores-, que han accedido al poder de una forma dudosamente legítima y que necesitan desplegar una tremenda obra de propaganda. Y se establecerá una auténtica competición entre ellos para tener en su nómina a artistas, lo que da fama y prestigio a estos príncipes de la Italia del Renacimiento.

La segunda causa es la Peste Negra - sobre la que ya nos referimos en un artículo anterior-, y que desquició todas las seguras estructuras en las que descansaba el hombre medieval. Estructuras que nosotros, hijos en gran medida del Renacimiento y de la Ilustración, vemos como opresivas; pero que también eran puntos de referencia y de pertenencia.

La Peste Negra dejó a muchas personas literalmente desarraigadas y la fe tan característica de la Edad Media de la inmutabilidad de las cosas se tambaleó, así que apareció un individualismo desconocido hasta entonces que es característico de nuestro tiempo y que posibilitó la aparición de este artista genial al que nos estamos refiriendo.

La mención a la Peste Negra nos sirve para enlazar con el segundo de estos aspectos del Renacimiento a los que nos habíamos referido anteriormente: el “nacimiento de la racionalidad”, pero eso lo dejamos para el siguiente artículo.
Viaja a Italia y conoce el arte del Renacimiento
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sábado, 17 de marzo de 2012

Mitología Babilónica (II): el mito de la Creación

Al principio, antes de que se diera nombre a los Cielos y a la Tierra, las aguas primordiales fueron mezcladas. De esta fuente creadora salen tres generaciones de dioses, que llegan hasta Anu y Ea. Son jóvenes e inquietos y estorban la tranquilidad de Apsu, su antepasado, que decide acabar con ellos.

Este plan es desbaratado por Ea, que lanza un conjuro sobre Apsu, que cae en un suño profundo. Ea aprovecha para convertirse en señor de las profundidades acuáticas junto con su esposa.

La esposa de Ea, da a luz a Marduk. El vigor de Marduk molesta a la consorte de Apsu, Tiamat, que reúne un ejército de monstruos y de serpientes encabezado por su propio hijo, Kingu.

Los poderes mágicos de Ea son insuficientes para destruir semejante ejército y este ruega a Marduk que se una a la lucha. Marduk acepta con una condición: en caso de victoria, tendrá poder absoluto sobre los dioses.

Aceptada la condición, Marduk se equipa con armas invencibles, incluidos los siete vientos. Captura a Tiamat en su red con la ayuda de los vientos y atrapa a Kingu.

Tras la victoria, parte en dos el cuerpo de Tiamat. La parte superior formará el cielo, con sus estrellas y planetas. La parte inferior será la tierra, y el Tigris y el Éufrates fluirán de la cuenca de sus ojos. Sólidas columnas separarán el Cielo y la tierra.

Kingu, acusado de haber promovido la rebelión, será ejecutado y con su sangre y arcilla, Ea creará al Hombre, a quién se impondrá la obligación de estar al servicio de los dioses, lo que les libra de toda tarea. En agradecimiento, los dioses construirán a Marduk un santuario: Babilonia.


Diccionario de mitología. Introducción
Mitología babilónica (I)
Mitología babilónica (III): La historia de Gilgamesh
Glosario

sábado, 10 de marzo de 2012

Mitología babilónica (I)

A principios del segundo milenio a.C, algunas tribus amorritas de lengua semítica se establecieron en la cuenca media del Éufrates y construyeron un estado bajo el mando de Hammurabi, que hizo de Babilonia su capital (siglo XVIII a.C).

Los babilonios heredaron la cultura de Sumeria y adoptaron buena parte de los mitos sumerios, pero la mitología babilónica conservará una impronta que recordará sus orígenes pastoriles.

Los dioses sumerios más importantes simplemente fueron rebautizados con nombres semitas: An pasó a ser Anu; Enki, Ea; Enlil, Ellil; Innana, Ishtar; Utu, Shamash; Nannar, Sin. Pero no aparecieron nuevas divinidades.

Los asuntos importantes eran la justicia, la moralidad y la piedad; además de la preocupación por la muerte y el inframundo (Nergal, Ereshkigal, Adapa, Gilgamesh). Y aunque parte de los mitos sumerios fueron trasvasados a la mitología babilónica, en esta última se acentuó el pesimismo, como corresponde a un período muy inestable social y políticamente.

El mundo es más impredecible y unos dioses completamente arbitrarios sostienen y a la vez amenazan el orden universal.

También aparece una nueva conciencia de la identidad nacional, como se ejemplifica con el ascenso del dios Marduk, como veremos en el mito babilónico de la Creación.

Adapa
Es uno de los Siete Sabios, creado por Ea y dotado de una sabiduría sobrehumana. Como un día el viento vuelca su barca, lanza una maldición, y como consecuencia el viento del sur no vuelve a soplar. El dios Anu le convoca para juzgarle y Ea, que teme por Adapa le instruye sobre como afrontar el juicio, del que sale airoso.
Cuando Anu se entera de que Adapa había conseguido su sabiduría de Ea, le ofrece el Agua y el Pan de la Vida, lo que le convertirá en un dios. Pero Ea le advertirá para que no acepte el Agua y el Pan de la Muerte y Adapa rechazará el ofrecimiento.

Este mito refuerza la idea mesopotámica de que la vida eterna es solo para los dioses. A pesar de que tiene la oportunidad de convertirse en inmortal, Adapa la desaprovecha.

Ereshkigal
Diosa del inframundo. Los dioses celebran un banquete y Ereshkigal manda a su enviado Namtar para recibir su parte del festejo. Pero hay un dios que no trata con el debido respeto al enviado, Nergal. La diosa no está dispuesta a dejar la ofensa sin venganza, y desea matar a Nergal convocándolo al inframundo. Pero Ea da a Nergal poderes mágicos y cuando se encuentra frente a la señora del inframundo, la destrona violentamente, disponiéndose a decapitarla. La diosa pide clemencia y se ofrece a casarse con Nergal y compartir el trono, a lo que él accede.

En otra versión, Nergal se postra con respeto ante el enviado. Antes de su viaje al inframundo, Ea le previene que no ceda a sus apetitos sexuales cuando vea a Ereshkigal, lo que no cumple, convirtiéndose en su amante durante seis días y noches. Nergal regresa al cielo y apremiado por la diosa vuelve. Se acerca a ella y la destrona, solo para besarla apasionadamente. Desde entonces, permanecen juntos en el reino de la muerte.

Erra
Era un antiguo dios semítico, relacionado con la fertilidad de la tierra. También recibió culto como dios del inframundo. Un mito documentado en el siglo VIII a.C. presenta a Erra como una fuerza del caos que propiciaba la suspensión de todas las normas sociales.

Gilgamesh
Dos tercios de dios y uno de ser humano, es el rey de Uruk y protagonista de uno de los más preciosos mitos de la historia de la humanidad, en su búsqueda de la vida eterna y que editaremos próximamente.

Ishtar
Antigua diosa semítica, probablemente relacionada en su origen con el planeta Venus. Durante el periodo acadio, se identificó con la diosa sumeria Inanna, pero mantuvo su carácter guerrero. En el segundo milenio, fue ascendida al papel de reina de los cielos como consorte de Anu. Su valor y su violencia quedaron suavizados por sus rasgos como diosa madre y su principal ocupación: la atracción sexual. Ishtar preside todas las manifestaciones que tienen lugar con el sexo y entre los oficiantes de su culto había travestidos, eunucos y prostitutas.

Marduk
Dios nacional de Babilonia, cobró importancia en los tiempos de la Primera Dinastía babilónica. Era hijo de Ea, y como él, estaba relacionado con la magia. También compartía aspectos con el dios solar, Shamash, sobre todo en lo relativo a la compasión, la imparcialidad y la justicia. Su personificación mitológica es la de un guerrero que lucha contra dragones (al igual que el dios Ninurta en la mitología sumeria). Además, tiene funciones ejecutivas como el orden del Universo y la división de cargos entre los distintos dioses. Su símbolo era el Mushhusu, el dragón alado con cuernos.

Nergal
Antiguo dios semítico, conocido desde el periodo acadio, en la segunda mitad del tercer milenio a.C. En un principio se trataba de un dios del inframundo (historia de Nergal y Ereshkigal). Más adelante se identificará también con el planeta Marte y dividirá su tiempo entre el cielo y el inframundo.

Tiamat
Tiamat es una diosa monstruosa primitiva destacable en el poema épico Enûma Elish, el poema de la Creación.Ti significa vida y ama, madre. Tiamat sería el principio femenino, el mar, representación del caos primordial. Es el agua salada cuya unión con Apsu (el principio masculino, el agua dulce) dará lugar al nacimiento de los dioses y de los animales.


Diccionario de mitología. Introducción
Mitología babilónica (II): el mito de la Creación
Glosario

domingo, 4 de marzo de 2012

El Camino de Santiago (II): la Peregrinación

¿Por qué los peregrinos abandonaban la seguridad de su hogar para emprender un peligroso viaje a los confines del mundo? La respuesta nos la da este fragmento de la Historia Compostelana:

“Por la misericordia de Dios concede la vista a los ciegos, andar a los cojos, salud a los leprosos. Socorre y ayuda a todos los que le piden devotamente y con innumerables milagros tiene poder a ambos lados de los Pirineos. Pues ha librado a los que estaban encerrados , a otros imposibilitados por una larga enfermedad, los ha sanado…Por ello tan gran multitud visita su cuerpo, por ello son innumerables los que piden con confianza su ayuda.”

La indumentaria característica del peregrino se compone del sombrero de ala ancha, el zurrón, y el bordón, un largo cayadio necesario para ayudarse en la senda, salvar los riachuelos y defenderse. Su distintivo sera la venera o concha marina. Estas veneran serán el objeto de un enorme negocio, negocio regulado por la catedral compostelana y por el que se obtenían grandes beneficios.

Las figuraciones más antiguas de Santiago como peregrino con esta imagen tan típica aparecen a principio del siglo XII en los relieves de Santa Marta de Tera en Zamora y el claustro de Santo Domingo de Silos en Burgos. Esta inclusión del apostol en su repertorio iconográfico sirve para incluir en el Camino estos templos y así poder beneficiarse de las ventajas económicas de la llegada de los viajeros.

¿Cómo era el viaje?



Un fenómeno con un significado religioso tan especial tuvo una sanción litúrgica y antes de iniciar el Camino los viajeros debían cumplir con un ritual que estaba perfectamente codificado a principios del XII:

En primer lugar debía confesarse y comulgar, pues para emprender la marcha era necesario perdonar y ser perdonado.

Después, tras la misa y después de bendecir escarcelas (zurrones) y bordones en la puerta de la iglesia, procedía a su entrega solemne.

Los peregrinos solía además llevar cartas de presentación que les permitían circular con mayor seguridad y beneficiarse de las organizaciones asistenciales. Y emprendían el viaje en grupo. La mejor época para partir era entre Pascua y San Miguel, o sea entre la primavera y el otoño. En invierno, era realmente excepcional.

A lo largo de la ruta, los caminantes podían reponer fuerzas en hospederías y hospitales, que eran edificios anexos a los monasterios, se fueron después instalando en las afueras de los burgos y en puntos estratégicos en especial en lugares de difícil tránsito como los pasos montañosos, donde para orientar a los peregrinos en las oscuras noches y en los días nublados se tañían de forma ininterrumpida las campanas.

¿Cómo se llegaba? Pues a pie los más, los menos a caballo. Muchos hacían el viaje por mar, como los ingleses; pero la mayoría recorrían Europa por multitud de caminos, destacando entre todos, el llamado Camino Francés.

Un fenómeno tan importante dio a luz un manual informativo y a mediados del siglo XII, se escribe la primera guía del peregrino a Santiago que conforma el quinto libro del Códice Calixtino.

El recorrido que el autor del Códice Aymeric Picaud nos da aparece dividido en trece jornadas muy irregulares (pues oscilan entre los 21 kms de la más corta a los 97 de la etapa más larga) y lo cierto es que suaviza su dureza cuando puede para animar a los futuros peregrinos. En él reseña los cuatro ramales más importantes que tras recorrer Francia y atravesar los Pirineos, se funden en suelo navarro, y desde allí prosiguen hasta Compostela:

“Son cuatro los caminos a Santiago que en Puente la Reina, ya en tierras de España, se funden en uno solo. Va uno por Saint-Gilles, Montpellier, Toulouse y Somport; pasa otro por Santa Maria de Puy, Santa Fe de Conques y San Pedro de Moissac; un tercero se dirige desde allí por Santa Magdalena de Vezelay, por San Leonardo de Limoges y Perigueux. Marca el último por San Martín de Tours, San Hilario de Poitiers y Burdeos”.

Tras llegar a la impresionante catedral y terminar el ritual de peregrinación con las vigilias, las misas, y las ofrendas, era momento de regresar.

Antes de abandonar la basílica del apostol y sumergirse en la ciudad de Compostela, las esculturas avisaban a los peregrinos de los peligros que podían frustrar todo lo conseguido, y el peor de todos esos peligros era el de la lujuria. Por eso, en un capitel del crucero se cinceló una mujer desgreñada cuyos genitales se transformaban en una cabeza de un horrible felino. Esta imagen lustra una metáfora desarrollada por San Jerónimo: la vagina puede convertirse en la puerta del infierno.

El mismo mensaje es expuesto en el tímpano de la Puerta de las Platerías, en el castigo de la adúltera y en los suplicios de los lascivos en el infierno del Pórtico de la Gloria.

Con tan impactantes imágenes grabadas en su retina, los peregrinos volvían a su casa. Consigo llevaban las increíbles experiencias que habían vivido hasta llegar a su meta en el extremo occidente, en el Finisterre, el fin del mundo.
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viernes, 2 de marzo de 2012

El Camino de Santiago (I): El Origen

¿Quién es este a quien la multitud de los cristianos acuden con tanta devoción? Tanta es la multitud de los que van a él y vienen, que apenas nos dejan libre el camino para occidente.

Esta fue la pregunta del perplejo embajador del caudillo de los almorávides Ben Yusuf, recogida en la Historia Compostelana. Su curiosidad obtuvo respuesta:

"Es el bienaventurado Santiago apostol del Señor y salvador nuestro, hermano del apostol y evangelista Juan, cuyo cuerpo está enterrado en tierras de Galicia, a quien Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y otras provincias cristianas, especialmente España, veneran como patrón y protector. Aprendieron además los ismaelitas que Santiago, tras sufrir martirio en Jerusalén bajo el poder de Herodes había sido trasladado a Galicia".

La leyenda de Santiago se va forjando con los siglos: en un principio se difunde la noticia de su predicación en España; después, a principios del siglo IX se produce el descubrimiento de su tumba cuando al ermitaño Pelayo luminarias nocturnas y apariciones angélicas le revelan la localización exacta de los restos del apostol.

Después, Teodomiro, el obispo de Iria Flavia tras comprobar personalmente los sucesos y tras un ayuno de tres días se dirigirá en solemne procesión al lugar donde suceden tan maravillosos prodigios.

Desde ahora, el paraje se conocerá como Compostela, el “Campus Stelae”, el “Campo de las estrellas” que indicaron el lugar donde se encontraba el sepulcro del apostol. En torno a este sepulcro se alzará el que será el tercer santuario en importancia de la Cristiandad, tras Jerusalén y Roma, y ríos de peregrinos acudirán desde todos los confines del mundo cristiano para implorar el auxilio divino y el perdón de sus pecados.



La cuestión es ¿por qué un lugar en el extremo del mundo cristiano llegó a superar a cualquier otro centro religioso de Occidente llegando a rivalizar con la propia Roma? La mezcla tan típica del mundo medieval entre lo sagrado y lo terrenal es la clave.

Para el cristianismo hispano, Santiago será vital:

El hallazgo del sepulcro de Santiago coincide con la llegada al reino de Asturias de numerosos cristianos huidos de Al-Andalus, los llamados mozárabes, mantenedores del recuerdo del reino visigodo, y con fuerte mentalidad de lucha contra el Islam.
Por otra parte los reyes asturianos desean legitimar su poder, nombrándose herederos de la monarquía visigoda, y el descubrimiento de la tumba del apostol será el vínculo de unión de los cristianos que tendrán el deber de reconquistar las tierras de la monarquía goda.

Al revelar de forma milagrosa la localización de su tumba, Santiago mostraba su favor a la monarquía asturiana. Ya en el siglo VIII, antes del descubrimiento del sepulcro, este aparece como defensor del reino en este himno litúrgico: “Cabeza áurea refulgente de España, nuestro patrono y defensor particular”.

Santiago será el paladín que necesitan. Muy pronto ayudará a los ejércitos cristianos en Clavijo (884), como también lo hará en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212). Y en la Edad Media, las intervenciones divinas tienen consecuencias muy terrenales: el famoso Tributo de las Cien Doncellas que hasta la victoria de Clavijo era cobrado por los musulmanes, es sustituido por el llamado Voto de Santiago, un impuesto anual que debía satisfacerse a la sede episcopal compostelana.

Para el Papado, también la tumba de Santiago es de una importancia excepcional. En la época de su descubrimiento, el arzobispo de Toledo, Elipando, asumió la herejía adopcionista, que defendía que Jesucristo era hijo adoptivo de Dios. Doctrina que se acercaba peligrosamente al Islam. Defender la iglesia asturiana, que combatía la herejía adopcionista a través del Beato de Liébana, era vital.

Todo esto justificará el temprano reconocimiento de la autenticidad del descubrimiento y su difusión por toda la Cristiandad.



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