sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad, el Día del Sol Invicto


Estos días se conmemora la Navidad…pero, realmente ¿qué es lo que estamos celebrando?

Se ha escrito mucho sobre las influencias del paganismo en la Navidad. Desde luego, saber el día en el que nació Jesucristo es imposible, pero todas las fechas posibles apuntan a la primavera, concretamente marzo.
En una costumbre muy arraigada en el Cristianismo, este se fue apoderando de lugares, nombres y fechas emblemáticas de las religiones “competidoras”, y el hecho de la Navidad no es ninguna excepción.

La misma cultura del cosmopolita (¿globalizado?) Imperio romano funcionaba de manera semejante. Desde este punto de vista, la Iglesia no habría hecho otra cosa que lo mismo que el Estado romano: incorporar a la estructura existente todos los elementos extraños posibles.

Teniendo en cuenta todo esto ¿cuál fue el motivo para trasladar la fecha del nacimiento de Jesús al 25 de diciembre? ¿Qué tradición religiosa se quiso “asimilar”?

En mi opinión, podemos descartar fiestas celtas como Yule (se conmemoraba el solsticio de invierno). La incorporación de elementos célticos al Cristianismo es más bien medieval. Y fue en el año 350 cuando el Papa Julio I escogió esta fecha como la del nacimiento de Jesús.

Otra cosa bien distinta son las Saturnalias romanas. Se celebraban del 17 al 23 de diciembre en honor a Saturno, Dios de la agricultura, a la luz de velas y antorchas, se celebraba el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). Y eran muy parecidas a nuestras navidades: regalos, disfraces…Eran increíblemente populares y queridas y todos los emperadores que intentaron limitar estas fiestas en su duración fracasaron.



También el día del Sol Invicto era el día del dios persa Mitra. Era por aquellos años el dios persa más popular, importado a Roma por los propios legionarios, con más de dos mil templos sólo en la capital. 

Aparte de la importancia de las Saturnalias, opino que el verdadero peligro para la naciente Cristiandad era la religión de Mitra. Al fin y al cabo las Saturnalias formaban parte de la vieja tradición religiosa romana y esta estaba en horas cada vez más bajas. Lo que pegaba fuerte eran los ritos exóticos de carácter mistérico, en un Imperio cada vez más orientalizado. No solo el Mitraísmo, la religión estrella de las tropas venidas de las fronteras mesopotámicas y que arrasaba en Roma, sino el culto a la diosa Isis (de cuya iconografía se servirían los cristianos para representar a la Virgen María), a Athis, y por supuesto el mismo Cristianismo (al fin y al cabo, otra religión oriental más).

También era cada vez más fuerte la tendencia al monoteísmo. Este era cada vez más buscado por el Estado, que veía en la multiplicidad religiosa y cultural una amenaza para su cohesión interna. La idea de “un Imperio, un Dios” era cada vez más fuerte. ¿No habían adoptado los archienemigos persas una especie de religión oficial monoteísta también, el mazdeísmo?


Así que en época de Aureliano, a finales del siglo III, el Sol Invictus fue elevado por encima de todo el resto del Panteón religioso, y asimilado al mismo emperador. Se trataba de tener una deidad superior a la que pudieran adorar todos los habitantes del Imperio (y vinculada al emperador) sin obligarles a renunciar a sus propias religiones. Lo que el Cristianismo, que insistía en su posesión de la verdad exclusiva, no podía ofrecer.

De esta manera, el Cristianismo tuvo que apoderarse del día más emblemático de su principal amenaza para poder triunfar. Se ha dicho que somos cristianos casi de milagro, y por poco no mitraícos. Al final, fue la primera religión la que triunfó, pero eso es otra historia.

Lo que sí está claro es la celebración del solsticio de invierno. Todas las religiones (entendiendo religión en un sentido amplio, no necesariamente tienen que estar sistematizadas en un corpus de dogmas fijos y escritos) han estado íntimamente ligadas a los ciclos de la naturaleza, y, respecto a aquellas que surgieron cuando ya existía un sacerdocio organizado también tenemos que tener en cuenta las observaciones de los astros.

Del mismo modo que los Reyes Magos están asociados a la estrella de Belén, el Mitraísmo también buscaba entroncar con el cielo, con la constelación de Tauro y con la resurrección del Sol tras el solsticio, con su Victoria sobre las tinieblas.

Al fin y al cabo…¿hay algo más inmortal que estar entre las estrellas?


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Sueños, Drogas y Arquetipos

Los sueños acompañan al hombre durante toda su vida y desde el principio mismo de su existencia, y con toda probabilidad preceden a su propia humanidad, como parece demostrarlo el hecho de que tanto en el feto humano como en todas las aves y mamíferos es posible identificar electroencefalográficamente un trazado similar al correspondiente en el sujeto adulto al sueño paradóji­co, momento en el cual, se producen los sueños. Es decir, todos soñamos.

La Antropología asume como postulados fundamentales, la diversidad cultural y la unidad psíquica de la humanidad. Este es un compromiso por el que se otorga la misma condición de seres humanos a todos los miembros de otros grupos humanos, no importa cuán extrañas nos parezcan sus costumbres.

Carl Gustav Jüng defendía que cada sueño tenía valor en sí mismo, y que sólo pueden ser interpretados correctamente considerando al individuo y sus circunstancias. Algunas de estas circunstancias por coincidir con las de toda la humanidad, son comunes y,como Jüng las bautizó, arquetípicas.


La expresión "arquetipo" indica que los contenidos inconscientes colectivos son arcaicos. También podría aplicarse a los contenidos inconscientes la expresión "représentations collectives", que Levy- Bruhl usa para designar las figuras simbólicas de la cosmovisión primitiva, pues en principio se refiere casi a lo mismo.

En "La Mentalidad Primitiva" de Lucien Levy Bruhl encontra­mos esta afirmación:

"Para la mentalidad primitiva, el mundo de lo visible y el mundo de lo invisible forman un todo. La comunica­ción entre lo que llamamos la reali­dad sensible y las potencias místicas es pues constan­te, pero en ninguna parte esta comunica­ción puede efectuar­se de una forma más completa e inmediata que en los sueños”

Para Malinowsky tras largos años de convivencia con los nativos de las islas Trobiand "Los sueños espontáneos no ocupan un lugar importante en la vida de los nativos Pero hay otra clase de sueños consecuen­cia de la magia cuando no el resultado de la influen­cia ejercida por seres espirituales En estos sueños los espíritus de los antepasa­dos indicarán el lugar o el momento propicio para llevar a cabo cualquier actividad”.

La importancia de los sueños para la Antropología es tal, que para uno de los padres de la Antropología moderna, Sir Edward Burnett Tylor , fue a partir de la experiencia de los sueños que el primitivo fue capaz de construir un concepto tal como el de alma o espíritu.



Los llamados primitivos no han sido los únicos en establecer un paralelismo entre la concepción del alma y la del sueño. En la Antigüedad se percibía la esencia del sueño como de una calidad equiparable a la del alma, y hasta la Edad Media se mantuvo la creencia de que el alma viaja durante los sueños para aportarnos diferentes tipos de información.

Siendo tan importante la información aportada por los sueños y su equiparación al espíritu, es comprensible que se haya desde siempre, intentado lograr visiones semejantes en estado de vigilia.


Conocemos por la Antropología numerosos ejemplos de grupos humanos que han recurrido y recurren al uso de sustancias psicoactivas alucinogénas.

Desde las poblaciones siberianas que utilizaban Amanita muscaria, hasta los jívaros del Amazonas que recurren a la ayahuasca el objetivo perseguido por los chamanes de todas las culturas suele ser el mismo: trascender el espíritu llevando el de uno mismo a otras esferas, la de los dioses o la de los propios espíritus, absolutamente reales. El alma abandona al chamán para visitar esos mundos paralelos y luego regresar a él cargada de información.

Para terminar, una reflexión personal sobre la posibilidad de que nuestra cultura derive de la capacidad de soñar.Para Stewart Lincoln , autor de "Los sueños en las Culturas Primitivas" la mayo­ría de los aspectos de las culturas primiti­vas, derivan de los sueños.

Este antropólogo defiende que junto a las creencias en la inmortalidad del alma y en los espíritus, junto a la influencia de los sueños sobre las emociones y actividades cotidianas,se han originado numerosos totems, rituales, curas o encantamientos, así como también la magia, los tabúes y la brujería, muchas ceremo­nias y objetos. También se han cometido actos de asesinato y caniba­lismo, declarado guerras, se han constituido socieda­des secretas, se han puesto nombres y se han construido mitos y leyendas.

Y si las culturas primitivas derivan de los sueños...¿no derivan todas las culturas, incluso la nuestra, de las primitivas?


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jueves, 8 de diciembre de 2011

En la Tierra de los Sueños

En la visión del mundo de los aborígenes de Australia existe una época de creación, una época mágica en la que los seres ancestrales hicieron el mundo. Esta época es conocida como la Época del Sueño o también como Los Tiempos del Sueño. Los walbiri australianos la conocen como djugurba. Este acto de Creación fue realizado en tiempos inmemoriales, pero todavía permanece y ejerce un poder creador sobre los seres humanos. El poder de los sueños permite tener acceso a la Creación. Por eso le llaman La Época del Sueño.

En zonas de Australia una mujer puede, antes de saber que está embarazada, soñar con una especie o con un lugar. Así, el futuro pequeño queda afiliado a un totem y progenitor espiritual.


Porque los seres ancestrales en sus viajes en aquel tiempo mítico, crearon el paisaje. Pozas de agua, montañas y también las especies humanas y no humanas. En la sagrada Tierra de Arnhem, las hermanas Wawilak hicieron surgir pozas de agua mientras caminaban con sus bastones, y daban vida a las plantas y a los animales, dando nombre (la palabra como acto de creación es común a toda la Humanidad) a las especies y los lugares. Además de ponerles nombre, crearon las canciones que narraban el acto. Por eso, los aborígenes narran sus mitos cantando.

Lejos de contemplar estos mitos cantados como una curiosidad meramente folklórica y pintoresca de un atrasado grupo humano, hemos de verlos como un potente medio de cohesión e incluso como un eficaz medio de resistencia a la destrucción de la tierra que tanto aman (en el vídeo una secuencia de la evolución a lo largo del día de uno de los lugares más sagrados de los aborígenes, Uluru o Ayers Rock): en 1985 una compañía minera de uranio pretendía explotar la colina Coronation, otro sitio sagrado. Según los habitantes de la zona, si se alteraba el lugar, el ser ancestral encarnado en el paisaje desde La Época del Sueño provocaría una destrucción inimaginable.

Su tenacidad tuvo su premio, y en los años noventa la colina quedó incluida dentro del Parque Nacional de Kakadu. A veces, los sueños se hacen realidad...

Por si quieres conocer Australia...

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