El levantamiento de los comuneros había sido dirigido por Toledo que ya antes de que Carlos V partiera de España para su coronación imperial, había expulsado al corregidor y establecido una Comunidad. Durante el mes de julio la revuelta se difundió por Castilla la Vieja.En ese mismo mes Toledo convocó una reunión en Ávila, pero solo acuden cuatro ciudades: Toledo, Segovia, Salamanca y Toro.
El Consejo Real trata de reaccionar: el ejército real se intenta apoderar de los cañones depositados en Medina del Campo y la población se resiste a entregar unas armas que van a ser utilizadas en contra de Segovia. Un importante incendio destruye buena parte de la villa. La noticia se extiende como la pólvora por Castilla y trece de las dieciocho ciudades con voto en Cortes se unen a la Junta rebelde en Tordesillas.
Los rebeldes parecen dueños de la situación, pero su mismo éxito de convocatoria popular causará su ruina. La aristocracia castellana se pasa a la causa real, Burgos tan vinculada a Flandes por su comercio, abandona la causa en octubre y el ejército real, con la ayuda nobiliar arroja fuera de Tordesillas a los comuneros en diciembre de 1520. La Junta comunera se traslada ahora a Valladolid y a finales de febrero de 1521, el ejército comunero se apodera de Torrelobatón, la fortaleza del Almirante de Castilla. Pero la suerte está echada.
En el campo de batalla, los comuneros no eran enemigo para el ejército real y los nobles, derrotados en Villalar. Al día siguiente fueron ejecutados los jefes de la rebelión: Juan de Padilla, representante de Toledo, Juan Bravo, de Segovia y Maldonado, de Salamanca. En lo que respecta a la nobleza, reclamaron inmediatamente su recompensa en forma de mercedes.
A partir de ahora, ningún freno jurídico defenderá al reino frente al
autoritarismo real de la Casa de Austria y las Cortes de Castilla, serán a
partir de ahora una simple máquina de aprobar unos impuestos desorbitados para
financiar una política imperial que la arruinará para siempre.
Toledo resistió seis meses más, al frente del último jefe rebelde, el
obispo Acuña. Capturado y encarcelado en el castillo de Simancas fue ejecutado
a garrote. Toledo tuvo que capitular en octubre de 1521.
Movimiento castellano, movimiento urbano, el movimiento comunero fue un
movimiento verdaderamente popular.
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