viernes, 28 de octubre de 2011

El día de los muertos (II parte): El Día de Todos los Santos

El origen de la festividad del Día de Todos los Santos se encuentra en la enorme cantidad de mártires cristianos que produjo la persecución del emperador Diocleciano. Esta era tan elevada que no había suficientes días al año para conmemorar a todos. La fecha inicial fue el 21 de febrero hasta que el Papa Bonifacio IV en el año 610 consagró el Panteón, el impresionante templo del emperador Agripa como templo a la Santísima Virgen y a Todos los Mártires, trasladándola al 13 de mayo.

La fecha definitiva fue instaurada por el Papa Gregorio III en el siglo VIII para solaparla a la fiesta del Samhain debido a su popularidad entre los pueblos celtas. Esta costumbre no es inusual en la Iglesia, pues en su día hizo lo mismo con la Navidad, haciéndola coincidir con la fiesta del Sol Invictus, el día más importante de la religión más peligrosa para el Cristianismo: la religión de Mitra.

Relacionado con la festividad de Todos los Santos está el Día de Difuntos, en el que se ora por aquellos fieles que se encuentran en el Purgatorio el 2 de noviembre. El origen de la fiesta se sitúa en Cluny en el 988, en el siglo XV llegó a España y desde allí pasó a América, donde se fundió con las tradiciones indias.

El noveno mes del calendario azteca, cerca de agosto estaba presidido por la Dama de la Muerte, el dios Mictecacíhuatl y la fiesta duraba todo el mes. Cuando los conquistadores llegaron trasladaron la festividad a noviembre, para que coincidiesen con el Día de Todos los Santos y con el Día de Difuntos.

También a América, pero a la América anglosajona llegó la festividad de Todos los Santos desde Europa, concretamente desde la céltica Irlanda, donde mejor se conservaba la raíz pagana del Samhain, transformado en Halloween, pero esto será en el siguiente artículo...

El día de los muertos (I parte): Samhain
El día de los muertos (III parte): Halloween
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